Teatro Apolo, Madrid


El teatro Apolo (inicialmente Teatro de Moratín) fue una sala teatral de Madrid(España), ya desaparecida, que estuvo situada en la calle de Alcalá, actual número 45, sobre el solar del antiguo convento de San Hermenegildo, el cual fue desamortizado en 1836 y derribado en 1870. Tenía un aforo de 2.500 personas. Su construcción fue financiada por el banquero Gargollo, y tuvo lugar entre 1871 y 1873, con proyecto de los arquitectos franceses P. Chauderlot y F. Festau.

El teatro fue inaugurado el 23 de marzo de 1873, con función de la compañía del actor Manuel Catalina. Su propósito era representar comedia española, pero atravesó momentos difíciles en sus comienzos, debida a su relativa lejanía del entonces centro de la ciudad y al excesivo precio de sus entradas (18 reales). A pesar de ello, el Apolo se convirtió en uno de los teatros más emblemáticos del Madrid de la Restauración, al reorientarse totalmente, unos apenas seís años después de su inauguración, a la zarzuela. Gracias a ello, se convirtió en la «catedral del género chico». Allí se estrenaron las primeras zarzuelas musicales nuevas y algunas de las piezas más conocidas del género, como La salsa de Aniceta que pasó a repertorio, El lucero del alba (1879) que ha llegado hasta nuestros días, El cabo primero, La verbena de la Paloma (1894) el madrileñismo por excelencia, La Revoltosa (1897), Agua, azucarillos y aguardiente (1897), Doloretes (1901), El trust de los tenorios (1910) con su mítica jota de tenor, El fresco de Goya (1912), El príncipe casto la llagada de la opereta, El niño judío(1918) la comedia musical o Doña Francisquita (1923).

El Apolo fue considerado el auténtico baluarte del género chico y sus éxitos se contaban anualmente por décenas, también fue conocido porque se popularizó su cuarta sesión, «la cuarta de Apolo», que era en horario nocturno y estaba siempre poblada de personajes de toda clase, desde de dudosa calaña y auténticos sinvergüenzas y fulleros a la altura de los propios personajes que se representaba en las obras hasta aristócratas de picos pardos.

Sin embargo, el Teatro tras varios fracasos empresariales cerró sus puertas el 30 de junio de 1929, al ser comprado por el Banco de Vizcaya, el cual derribó el edificio para construir su sede en Madrid. En la actualidad es la sede del Área de Gobierno de Hacienda y Administración Pública del Ayuntamiento de Madrid.